Por una parte, el gobierno de López Obrador camina muy despacio en el proceso de censado y reparto de programas sociales; cierto es que a muchos adultos mayores de 68 años que ni creían en AMLO están más que agradecidos porque ya empezaron a recibir sus $2550 pesos por bimestre, pero, muchos hay casos de personas que recibían en el sexenio anterior este beneficio, no se explican por qué no les ha llegado nada, y lo peor hay otros que ni siquiera los han censado. Gran parte de este problema se gesta en que “los servidores de la nación” tienen prohibido cruzar información con los ayuntamientos, cosa que ha molestado a más de un alcalde; lo peor es que este problema no da señales de resolverse.
En lo que corresponde al gobierno alfarista, tampoco las cosas transitan muy bien; los vicios heredados en las dependencias aunado a los malos funcionarios que llegaron a reemplazarlos afecta otro tanto el desarrollo de los programas, y como ejemplo están Salud, SADER, SIOP e IPEJAL, y otros, donde el tráfico de influencias y el compadrazgo sigue siendo el tema de todos los días. Y eso lastima a la sociedad y minimiza el proyecto de la llamada “Refundación” que pregona el gobernador en su discurso incendiario contra los que le antecedieron, y lo peor, contra la prensa incómoda o prensa “fifi” según palabras amloistas.
En cuanto al trabajo de los presidentes municipales del Distrito 01 de Jalisco, hemos de reconocer que la mayoría han remado contra corriente por la pesada carga de compromisos, laudos y hasta desfalcos heredados, pero también hay otros alcaldes “tibios” que se están dejando comer el mandado por vivales y grupos de poder dentro o fuera del Ayuntamiento.
En torno a estos casos, al menos tres en el Distrito, donde si no son los regidores de oposición, o los directores oportunistas e incluso los esposo(a)s de los munícipes tienen influencia negativa en sus cónyuges; de tal manera, que desde aquí les recomendamos a todos y todas, la historia los va a juzgar por lo que hicieron no por lo que dejaron de hacer. Así que como no pueden divorciarse, mejor, antes de tomar una decisión dolosa contra su pueblo, primero consulten a sus asesores, o a falta de éstos, pregunten a su almohada, al sacerdote de la parroquia o al más sabio de su pueblo, pero pregunten.