El desprecio de una gran nación como la nuestra y el repudio internacional lo perseguirán ahora y siempre por asumir actitudes propias de un dictador berrinchudo y fuera de sus cabales.
Tal vez sea de los locos que nunca se arrepienten de sus idioteces, pero más tarde que temprano comenzará a sentir que sus actos lo llevarán a un abismo sin salida y lo triste que se puede llevar a su país en ese despeñadero. Si le seguimos dando fuerza a sus idioteces, más se va a ensañar.
Ante este escenario, le pese a quien le pese, Estados Unidos ya no puede vivir sin la mano de obra, ni el aporte y talento de los mexicanos. Nosotros no pedimos ser, los norteamericanos hicieron de México el país que apuntala su economía, y en el pecado llevarán la penitencia.
Por lo pronto, a Trump ya le renunció la parte esencial de su aparato diplomático, tendrá que allegarse de novatos que le traerán más fracasos que aciertos. Y ante un presidente fuerte de la lengua pero débil de cerebro, las otras potencias mundiales tal vez pronto buscarán hacer lo que en el fondo Donald Trump busca: desatar una guerra comercial, política y en el peor de los escenarios, una guerra armada.
Con todo y la crisis económica, política y social que de frontera a frontera enfrenta nuestro país, con todo y que no podemos dejar de estar atentos a cuanto haga y “twitié” ese acomplejado mandatario, como ciudadanos, como jaliscienses y como mexicanos debemos ser nacionalistas, entregados y comprometidos a trabajar para recuperar nuestra grandeza escondida.
Celebramos la decisión del presidente Enrique Peña Nieto de no acudir a la Casa Blanca a recibir más humillaciones… y como dijera atinadamente el ministros de Relaciones Exteriores Luis Videgaray ¡México es más grande que cualquier muro y que cualquier tratado!
Ahora bien, si México nació fuerte, debe seguir siéndolo con o sin los Estados Unidos. No es la primera y tal vez no sea la última que como nación salgamos adelante y superemos obstáculos como el que se nos presenta en este naciente 2017, el año de la pesadilla para propios y extraños, porque ni siquiera los que votaron por Trump saben el destino inmediato que les espera.
Antes de despedirme dejo a Ud., una interrogante: ¿Será en verdad Trump una maldición para México o la razón y motivo para reactivarnos como país y alcanzar la autosuficiencia alimentaria, energética y recuperar nuestra lastimada soberanía?
PD.- Ratificamos nuestro pronóstico de hace tiempo: Donald Trump no llegará siguiera a los dos años de su mandato. Al tiempo.