Esta festividad religiosa y de gran relevancia para quienes viven y vivieron en esta comunidad, se ha convertido en un paraje principal, donde tanto sus habitantes, como hijos ausentes y visitantes, refuerzan los lazos de amistad, de pertinencia, de la evocación viva del pasado y donde se hace evidente, la generosidad de quienes acuden a las fiestas religiosas de este pintoresco pueblo.
Quién no recuerda su infancia, cuando de niños esperábamos con ansias y entusiasmo, a que llegara el día ocho de septiembre, para ver las peregrinaciones locales y al mediodía, las procesiones de las comunidades, escuchar la música, los cohetes, observar el paso de los danzantes, encabezados por el terrible “moreno” que correteaba a todo niño que se le acercaba a saludarlo y por último, esperar las peregrinaciones de los hijos ausentes de Guadalajara, que eran organizadas por el señor Andrés Márquez y la otra, de Ciudad Juárez, que dirigía el señor Torres, familiar directo de don Melquiades Torres, (ambos ya fallecidos) y oriundo de nuestro querido Santa María.
El programa de actividades dentro del novenario que se dio a conocer con oportunidad, ha sido muy extenso y durante los nueve días, se comienza desde las seis de la mañana con las usuales mañanitas, para continuar con eucaristías y finalmente, finalizar el día con las tradicionales peregrinajes en las que participan las personas que conforman los sectores y las comunidades del municipio.
El día ocho del mencionado mes, es especial para los habitantes, hijos ausentes y visitantes, ya que es momento de los peregrinos para estar frente a la venerada imagen y pedirle con devoción, por la salud, la solución a los problemas económicos y el bienestar familiar de cada uno de ellos y de sus seres queridos, para darle rienda posteriormente, a los diversos eventos, culturales y artísticos, sin faltar desde luego los fuegos artificiales que son los que le dan propiedad a estas festividades religiosas.
Fotos: Chabelón Olague Escobedo
Cabe destacar que las correspondientes pinturas del mural y las de los adornos decorativos que se encuentran en el interior de la Cúpula del templo parroquial, que fueron pintadas en 1943, por Gerardo Martínez e hijos, resultaron con severos daños a causa del tiempo y de las fuertes tormentas de años anteriores que permitieron la filtración del agua en esta área dañada. Sin embargo, gracias a la colaboración de cada uno de los integrantes del Club de Los Ángeles, con sede en Los Ángeles, California y de algunos particulares que hicieron sus aportaciones al propio Club, se lograron los procesos de restauración de los mencionados deterioros y que estuvieron a cargo por personas expertas y especialistas para este tipo de reparaciones.
Además, con dichas aportaciones, se trabajó intensamente en la remodelación del exterior de la parroquia, comenzando con la cúpula, la reparación del techo y terminar con la extraordinaria innovación de la torre del campanario, que quedó como se observa en las fotos publicadas a través de las redes sociales.
Esto, nos da un motivo muy especial para brindar a través de este espacio, un reconocimiento al Club, por su incansable labor de apoyo y de altruismo a favor del templo parroquial y de las personas de escasos recursos, mismos que reciben una modesta despensa para ayudarles a sobrevivir temporalmente. Sabemos de antemano, que el trabajo que realizan nuestros paisanos, sigue y seguirá vigorosamente hasta que “el cuerpo aguante,” ya que para cada uno de ellos, no existe límite alguno para claudicar en todo tipo de apoyo y ayuda.
El municipio de Santa María de los Ángeles ha tenido a través de largos años, 19 sacerdotes que fueron titulares del templo parroquial, desde Francisco Acosta Mijares que inició en mayo de 1925 y después de 20 años, terminó su gestión el 18 de noviembre de 1945. El actual párroco Presbítero Pedro López Zarabia, que lleva la responsabilidad de los católicos de esta población, recibió su nombramiento el pasado primero de agosto de 2017. ¡Bienvenidos Paisanos…!