ACUERDO DEL FIN MATRIMONIAL

Somos Nuestra Memoria
Por Boris González Ceja
En Latinoamérica es casi una regla que para divorciarse es necesario pelearse y buscar enterrar a la pareja, que no tenga paz, es más, buscar dañarla con tanta saña que algunas personas terminan muertas.
Hay relaciones tan violentas que la peor película sanguinaria les queda corta, incluso hay canciones populares mexicanas muy reveladoras: “y no te imaginas qué alacrán te echaste, en tu perra vida vas a hallar la calma hasta que me muera, o hasta que me mates”.
Sin embargo, en la Asociación Mexicana de Psicología y Desarrollo Comunitario hemos atendido otra faceta sorprendente de este momento complejo del divorcio, con Convenios Psicológicos por Mutuo Consentimiento, de la mano de psicólogos profesionales, con los que hemos encontrado una solución pacífica a problemas maritales complicados.
Apoyamos a las parejas para llegar a este convenio, considerando el interés superior de la niñez como parte fundamental, acordado en todos sus términos entre ambas partes, en compañía de un psicólogo que los orienta, hace de mediador y comenta de manera positiva los puntos a los que pueden llegar para tener un acuerdo escrito para la separación.
Algunos de los puntos que se pueden obtener de un acuerdo psicológico de este tipo pueden ser:
• Que la custodia de los hijos será compartida mediante un régimen de alternancia semanal entre ambos progenitores. La transición se realizará según la rutina de los hijos.
• Durante los periodos vacacionales escolares, los hijos pasarán la mitad del tiempo con cada uno de los progenitores.
• Buscar atención psicológica a los hijos de acuerdo con las necesidades que se les presenten.
• Ambos padres ejercerán conjuntamente la patria potestad de sus hijos, tomando decisiones relevantes de manera consensuada de acuerdo con las condiciones que se presenten en el área educativa, de salud o social de los hijos.
• Cada parte se compromete a facilitar la comunicación sobre los hijos de manera fluida y constante de sus hijos con el otro progenitor, durante el tiempo que estén bajo su cuidado, buscando su desarrollo emocional.
• La parte que tenga a los hijos bajo su cuidado durante los periodos convenidos deberá dedicarles el tiempo, la atención y el acompañamiento necesario para favorecer su desarrollo socioemocional, su estabilidad psicológica y su bienestar general.
• Toda decisión importante será tomada de forma conjunta. Ambos podrán acceder sin restricción a la información emocional, médica o educativa de sus hijos.
• Los padres de familia se comprometen a fomentar una atención socioemocional de manera directa y permanente, manteniendo un trato respetuoso y con un vínculo afectivo de calidad de los hijos con el otro progenitor.
• La aportación proporcional de los padres, se acuerda que se cubrirá con el 50% por cada parte para los gastos relacionados con sus hijos.
Los presentes acuerdos son consensuados, revisados y aprobados por ambas personas, y pueden ser utilizados con fines legales para presentarse ante alguna autoridad que requiera un antecedente de este tipo, que suele ser un acuerdo de alto nivel humano, y que habla de una civilidad que urge en comunidades rabiosas.