Los menores de edad: Blanco fácil del crimen organizado

¿Vida de león o de oveja?
En días pasados escuchaba el testimonio de un sacerdote que presta sus servicios pastorales en una de las comunidades más peligrosas de México. Él comentaba que, en aquellas tierras, los narcotraficantes se llevan a los jovencitos, desde su más temprana adolescencia, con la finalidad de «formarlos» como sicarios.
Este «empleo» va tomando auge; se gana mucho dinero por «un trabajo tan fácil como lo es el matar». Lo peor es que se va haciendo cultura, pues hay una «cancioncita» que ya repiten muchos jovencitos: «Yo lo veo bien.
A mí sí me gustaría ser sicario porque es mejor vivir unos diez años como león que treinta como oveja». Y no podemos ignorar que una de las principales causas de esta mentalidad es el olvido de los verdaderos valores en el núcleo familiar: amor por la unidad, por las personas, por el trabajo y por una vida honesta.
Todos estamos obligados a mantenemos despiertos para proteger a las generaciones más jóvenes, pues son uno de los principales «blancos» para los criminales.