El mundo se achica cada vez más. Aunque suman más de 150 países en cinco continentes los más de 7000 millones de habitantes que tiene el globo terráqueo, la mayoría interactuamos a través de la tecnología y las redes sociales.
Lamentablemente, no permea la paz ni la fraternidad como pregonan las iglesias; un nuevo orden mundial está en puerta.
La realidad es otra. Prevalecen la violencia en todas sus manifestaciones; dolor, guerra, narcotráfico y sangre inocente es derramada a diario en todo el orbe.
La arrogancia de los poderosos daña enormemente a los países más pobres del planeta, siendo hoy por hoy Estados Unidos la analogía del racismo, discriminación y xenofobia, protagonizadas desde la Casa Blanca.
Con la llegada por segunda vez de Donald Trump al gobierno del país más poderoso del mundo, Latinoamérica y México en particular, acrecentan la espiral de inseguridad, pobreza y imaginación en detrimento de miles de familias migrantes que están perdiendo su patrimonio, pues a cambio de su trabajo para hacer grande a USA, reciben humillaciones, desprecio, maltrato y violaciones a sus derechos humanos más elementales al ser tratados como criminales por un magnate fuera de toda lógica, que despacha en la Casa Oval con petulancia e insensibilidad, defectos propios de reyezuelos de la época medieval.
Volviendo a nuestro país, pesada carga tiene el Gobierno de México pues para enfrentar a un vecino poderoso y soberbio, a cuya política de defensa debe unirse Jalisco para recibir a los miles de repatriados que se espera retornarán en los siguientes meses.
Mientras tanto en Jalisco vive una catarsis de inseguridad, al igual que otros estados, pero a nivel regional se le suma un flagelo más. En estos días, el ambiente social se ha agudizado con la inesperada solicitud de licencia por parte de la alcaldesa de Santa María de los Ángeles y la renuncia de su secretario general, siendo éste, un leal y ejemplar servidor público. A los funcionarios salientes nuestro respeto y solidaridad; a la nueva presidenta, nuestros mejores deseos y apoyo para que a su pueblo le vaya mejor.
Por Santa María, y por los nueve restantes municipios de la región, el gobierno del Estado está obligado a reforzar con programas y acciones a esta atribulada región y su gente que mucho ha tenido que soportar ante la política federal anterior entrevista de “abrazos, no balazos”.
La sociedad somos todos, y todos debemos de contribuir a pacificar a nuestra patria, nuestro estado y nuestra región.